La psicomotricidad
Qué es la Psicomotricidad?
La Psicomotricidad es una disciplina que considera primordial la globalidad del ser humano.
Se basa en una concepción integral del sujeto, preocupándose de la interacción que se establece entre la inteligencia, la emoción y el movimiento.
“Se encarga de observar el desarrollo armónico de las personas: el desarrollo corporal, su tono, su postura, sus movimientos y todo aquello que tenga que ver con la dinámica de su propio cuerpo”. (Sasso)
A esta disciplina le interesa el cuerpo como estructura aprendida, como producto de vínculo y relación. Estudia fundamentalmente las relaciones no verbales de las personas con el mundo externo.
La Psicomotricidad es cuerpo en relación, medio de expresión tónico-emocional de sensaciones y deseos. No refiere únicamente a lo “motriz”, le incumbe la integración de las dimensiones del desarrollo de una persona (Motriz-instrumental, práxico-cognitivo y afectivo-emocional) y cómo éstas se ponen en funcionamiento.
El psicomotricista.
El psicomotricista oficia de “guía”, cuidando no apropiarse de la iniciativa del niño, de no subestimar ni sobrevalorar sus posibilidades.
Promueve que cada niño pueda expresarse con los medios que le son propios (según su edad), eligiendo y negociando con los otros el camino a recorrer. El niño es así partícipe y responsable de su accionar, modulando él mismo su interrelación con los otros integrantes del grupo. “Este intercambio se hace a través de todos los lenguajes: el bagaje de movimientos, gestos, mímicas, palabras, sonidos, emociones y todo aquello que surge en la sala. Estos son percibidos por el psicomotricista como mensajes, estableciéndose un diálogo que se materializa a través de la postura; la ubicación espacial, la velocidad, calidad y dirección del movimiento; la mirada, el tono de voz; la palabra, y la elección del material que el niño propone.” (Cerutti, A. “La Práctica Psicomotriz en la Educación.”; 63p.)
Es tarea del psicomotricista poder poner en palabras ese sentir y vivir del niño. Es a través de la palabra, que se reconoce al niño como sujeto único e irrepetible; se le devuelve un espejo de sus estados tónicos-emocionales y de los vínculos que va estableciendo con los integrantes del grupo. Acompaña al niño y lo sostiene en su juego, pero no juega como él, mantiene una actitud flexible para poder ser firme en el cumplimiento de las reglas (reglas preestablecidas con los propios niños antes de comenzar el juego).